El verano es para desconectar, descansar y decirle adiós a la rutina. Sin embargo, no debemos romper nuestros hábitos de alimentación saludable. En verano es más frecuente saltarse comidas, llevar un horario desordenado o comer en exceso por eso debemos prestar especial atención a esos momentos.
La dieta de verano debe nutrir y refrescar. En esta época del año es aconsejable que nuestra alimentación sea completa en nutrientes y aporte un extra de sustancias antioxidantes para ayudar a proteger la piel de los efectos de la radiación solar. Además, debe tener un aporte suficiente de líquidos para hidratarnos.
Te contamos 3 claves fundamentales, sobre las que debes prestar especial atención, para así llevar una dieta sana, cuidada, ordenada y completa.
1) Cuidados en la calidad y cantidad de los alimentos
Durante el verano tu cuerpo agradecerá que tomes comidas ligeras y refrescantes, dejando las comidas copiosas para el invierno.
Alimentos con alto contenido en agua, vitaminas, minerales y fibra te ayudarán a combatir las altas temperaturas y a sentirte bien.
Las frutas, verduras y las recetas frías son tus aliadas. No olvides el aporte proteico de los lácteos, carnes, pescados, huevos, legumbres, cereales y frutos secos.
Evita las comidas grasientas y fritas que pueden hacer más pesada la digestión y aportan un mayor contenido en calorías. Elige los productos de temporada.
Ten cuidado con el exceso de comida chatarra, bebidas azucaradas, cerveza y helado ya que te aportan muchas calorías sin valor nutricional.
2) Hidratación
Los días de calor obligan al organismo a realizar un esfuerzo de adaptación para mantener la temperatura corporal. Bebe al menos dos litros de agua diarios en verano. Si haces ejercicio toma líquido cada 2 horas como mínimo: agua, bebidas con sales, y vegetales ricos en agua.
3) Cuidados en la seguridad de lo que ingerimos
En verano se consumen más productos crudos, además a mayor temperatura ambiente, los microorganismos se multiplican con mayor velocidad en las comidas y bebidas. Por ello, es preciso mantener unas adecuadas medidas preventivas. Lávate frecuentemente las manos con agua y jabón y no olvides lavar bien las frutas y verduras antes de consumirlas. Cocina los alimentos a una temperatura suficiente y consúmelos inmediatamente después de ser cocinados o bien consérvalos en frío y bien envueltos.