A través de la Educación Sexual se trata de ayudar a formar personas con capacidad crítica y posibilidad de tomar decisiones desde la libertad, dejando de lado las presiones,
prejuicios o actitudes coercitivas. Se trata de que los adolescentes tomen actitudes personales, tengan la capacidad necesaria para advertir y reducir los riesgos de conductas
sexuales inapropiadas, y sientan la vida sexual como fuente de satisfacción, cuidados y placer, tanto de sí mismo como del otro.
Es conveniente acompañar a nuestros hijos/as durante la pubertad, estando atentos a cualquier oportunidad para dialogar. Generalmente en estos diálogos se presentan circunstancias
propicias para despertar el interés en ellos y es a través de información adecuada, que pueden conseguir las respuestas a sus propias preguntas.
¿Qué son las enfermedades de transmisión sexual?
Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) son infecciones que se adquieren por tener relaciones sexuales, sin protección, con una persona que está infectada. Es decir, sin usar preservativo o campo de látex. Las ETS pueden ser causadas por bacterias, parásitos o virus. Existen más de 20 tipos de ETS, algunas de ellas son: infecciones por clamidia, gonorrea, herpes, VIH/Sida, HPV, sífilis. Afectan de igual manera a ambos sexos, en las mujeres también pueden afectar el curso de un embarazo.
¿Qué hacer para disminuir el riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual?
El preservativo es el único método anticonceptivo que previene las ETS. Hay que usarlo siempre desde el comienzo de la relación sexual. Nunca se utiliza el mismo dos veces. Si está vencido o se nota que está pegajoso, no se debe usar.
¿Cuáles son los síntomas de la ETS?
Ardor, dolor, lastimaduras, verrugas o ampollas aunque también puede no presentarse síntomas. Es importante que se consulte con un profesional de la salud. La mayoría de las ETS son tratables.
¿Qué hacer ante la sospecha de infección por virus de inmunodeficiencia humana?
La infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (HIV o VIH) es una enfermedad transmisible, pero prevenible. La única forma de saber si una persona se ha infectado es por medio de un análisis de sangre que es gratuito, confidencial y voluntario. Hay un periodo llamado “de ventana”, que es de alrededor de un mes, si el análisis da negativo, la duda de contagio se descarta, y comienza la etapa de cuidado. Si da positivo, se puede iniciar el tratamiento en forma oportuna.
Brindar información en temas relacionados a las relaciones sexuales, posibilidad de embarazos y ETS, constituyen medidas preventivas que apuntan a mejorar la salud sexual y reproductiva de los adolescentes. Es una inversión de tiempo importante hacia los jóvenes, que debe ser asumida por padres, tutores y educadores.