La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que aproximadamente unas 750 millones de personas padecen de alguna patología tiroidea, de las cuales un 60% lo desconoce.
Pero, ¿qué es la tiroides?
Es una glándula endocrina, con forma de mariposa, que se ubica en el cuello debajo del cartílago tiroideo (la manzana de Adán), en la parte delantera del cuello, que en la mayoría de las personas no se puede ver ni palpar. Tiene como función principal producir las hormonas tiroideas T4 y T3, sustancias químicas que circulan a otras partes del cuerpo a través del torrente sanguíneo, y que ayudan al cuerpo a utilizar energía, mantener la temperatura corporal y a que el cerebro, el corazón, los músculos y otros órganos funcionen normalmente.
La alteración de dichas hormonas genera síntomas, que pueden confundirse con el diagnóstico de otras enfermedades de origen psiquiátrico, cardiológico y gastroenterológico.
Existen tres tipos principales de trastornos de la tiroides:
Si no se tratan a tiempo pueden acarrear graves consecuencias, especialmente en recién nacidos, adultos mayores y mujeres embarazadas. Un control oportuno de los trastornos tiroideos permitirá llevar una vida asintomática y normal.
Los principales síntomas y causas relacionados con el mal funcionamiento de la glándula tiroides son los siguientes:
Para el diagnóstico de enfermedades de la tiroides, los médicos usan su historia clínica, un examen físico y pruebas para la tiroides. A veces también utilizan una biopsia. El tratamiento depende del problema, pero puede incluir medicamentos, terapia con yodo radiactivo o cirugía de tiroides.