Más tiempo para jugar.
En la sociedad en la que estamos parece que el juego en los niños pequeños se ha quedado a un lado. Las estadísticas
muestran que la cantidad de tiempo que los niños tienen para jugar ha estado disminuyendo desde hace décadas. Los
horarios familiares y escolares sumamente estructurados, padres que trabajan cada vez más fuera del hogar, menos
lugares seguros para jugar y el aumento del uso de los dispositivos digitales y el tiempo ante las pantallas son
algunas de las razones.
Los niños necesitan tiempo de ocio y juego libre para poder ser niños y también, para poder desarrollarse de una
forma sana y feliz. El juego está a la altura de una buena educación, del amor e incluso de un buen descanso.
Pero, ¿por qué es tan importante?
- Se potencia su creatividad. El juego hará que los niños sean emocionalmente más expresivos, que
tengan más energía, que aprendan a comunicarse mejor y a tener más vocabulario. Los ayuda a potenciar su imaginación,
a sentir pasión por lo que hacen, a ser perspicaces y a poder conectar con el mundo que le rodea de una forma mucho más
profunda.
- Se fortalece su intelecto. Los niños que juegan libremente y que interaccionan más con otros niños,
pueden potenciar su función cognitiva. Su cerebro se fortalece y desarrollan una mejor atención y memoria, y mejoran su
capacidad para planificar, y organizar
- Se desarrollan sus habilidades sociales. A través del juego los niños aprenden a llevarse bien con las
personas y a afrontar algunos retos sociales. Los niños pueden empezar a comprender el comportamiento de las personas y
también a saber que en ocasiones las reglas, no siempre son justas para todos. Además, también aprenderán que deben
encontrar la forma de satisfacer sus propias necesidades y deseos sin tener que pisar las necesidades y deseos de otros.
- Entenderán y controlarán sus propios sentimientos. En el juego, las cosas no salen siempre como se
planean y esto puede hacer que los niños tengan una montaña rusa de sentimientos difíciles de controlar. En muchas
ocasiones, cuando los niños juegan no hay adultos alrededor para una decisión correcta y los niños deben aprender a
medir sus propias respuestas emocionales para poder hacer frente a hechos que no aceptan o a cualquier otro tipo de
conflicto. Habrá momentos que deberán dejar algunos sentimientos fuera de juego aplicando el autocontrol, la negociación,
la empatía y aprender además, a obtener ayuda siempre que lo necesiten.
- Eliminarán el estrés tóxico. El juego ayuda a fomentar relaciones seguras, estables y provechosas
que protegen contra el estrés tóxico y generan la resiliencia socioemocional. La alegría mutua y la interacción cara a
cara que ocurren durante el juego pueden ayudar al cuerpo a manejar el estrés.
La próxima vez que tu hijo te pida que juegues con él o ella, ¡no pierdas la oportunidad!
Dediquemos tiempo, atención y escucha al jugar con ellos, para que se desarrollen de una forma sana y feliz.
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